Es la intuición la que se pronuncia, y no hay espacio para sílabas y consonantes. El beso y la caricia ya se han dado, entran a jugar los colores. Salta el amarillo con su luz propia, el azul llena el extraño espacio para fundirse con violetas y rojos hermosamente rojos. Es la fundición perfecta, entre el calor y el frío, la fé y la esperanza.
No hubo tiempo para decir adiós, simplemente todo estaba dicho, permaneceríamos congelados en el tiempo, esperando que la llegada de Neptuno y su séquito de sirenas mudas, se sumerjan una y otra vez , entre los siete mares para enviarnos la señal....no hay tiempo ni hora exacta, simplemente nos daremos cuenta...!
Mi boca se abre ahora para soltar un suspiro, y mis ojos sorprendidos reclaman un poco de atención.
Es el silencio el que está presente, en estas cuatro paredes en donde nada y poco importa, no siento mis manos, ni mis pies y yo mañana tendré que volar para poder viajar y viajar hasta poder encontrar la tranquilidad de esencia .
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Cristina Velasco